Cryptonomicon: las revelaciones de una cibermente

En la era digital muchas inteligencias se han sumergido en el estudio de las ciencias informáticas por sus propios y (a veces muy) extraños caminos, y como un genial efecto colateral, van por el camino regando innovaciones. Expresión libre de pensamiento creador, disruptivo, empírico, de la experimentación a la ficción, del pronóstico a la fantasía, en la forma de códigos, programas, multiplataformas y documentos fundacionales, que mutan muchas veces a veneros de culto en el subterráneo. Cuando se conjuga la profunda inmersión en el universo del código con una sensibilidad literaria cuasidramática, el mundo se entera de la brillante aportación, y se construye cultura nueva, se abren caminos del conocimiento hacia la sociedad.

Neal Stephenson es una de esas personalidades impacientes que han ofrecido obras de narrativa de ciencia-ficción que ya son clásicos en la cultura cyberpunk, como Zodiac (1988), Snow Crash (1992) y The Diamond Age (1995) que encuentran un punto culminante en Cryptonomicon, (1999) novela de ciencia ficción, momento cumbre en el que ataca varios géneros: la reconstrucción histórica, el thriller y techno fantasía, con una inmersión deliciosa en los misterios de la ciencia del código y la encriptación de datos, que enraíza sus antecedentes en la segunda guerra mundial.

Sus más recientes novelas, Azogue (2003), Confusion (2004) y The system of the World (2004), revisitan este placer suyo de la especulación científica y reconstrucción histórica en la era de la cibernética, el preludio de la inteligencia artificial masiva para la segunda mitad del siglo 21, se desliza como un tapiz sin mucha capacidad para asombrar.

Amanecer Cypherpunk

Es curioso que en el amanecer de la novela cyberpunk se hayan traslapado las influencias entre varios autores, notoriamente William Gibson y Stephenson, en un guiño comparsa, ya que el segundo dice haberse inspirado en el best-seller Neuromancer, pero el mismo Gibson dice haber motivado su escritura al leer Snow Crash de Stephenson, y por supuesto la obra de Bruce Sterling.

Con una documentación impresionante sobre los principios de la historia de la computadora, durante la segunda guerra mundial, uno de los personajes es Norbert Wiener, el padre de la cibernética. Muestra la inquietud de Stephenson en incursionar en los orígenes del impacto de la era digital, que se remonta a los tiempos en que se buscaban medios para descifrar los criptogramas nazis.

La novela incluye toda una teoría de la criptografía, pero no es parte indispensable en la lectura, por lo que los lectores no avezados en el tema pueden saltar la parte sin problema, según él mismo ha sugerido en algunas entrevistas.

Stephenson viene de una familia de ingenieros y físicos. Desde los 15 años programó computadoras, al principio en BASIC, sin dejarlo de hacer en adelante, y su intensa trayectoria le ha dejado profundas convicciones, como la paradoja de la significación de la computadora.

Se trata de una herramienta que al mismo tiempo esconde y libera el acceso a la información.

Este camino le ha permitido cuestionar agudamente la evolución de estas tecnologías: “Desde que salió la Mac al mercado, nuestros sistemas operativos han estado basados en metáforas”. Pero pronto abandonó esta línea para encauzarse sobre las líneas de comando en código y abandonó casi definitivamente el concepto de Interfaz Gráfica de Usuario.

De estas nociones a la defensa vigorosa del concepto open source al desarrollo del software libre, sólo había un paso, y así se comprometió con los ideales libertarios de todo cypherpunk auténtico.

Desde Snow Crash Neal Stephenson se erigió en el laureado poeta de los geeks (sabiondos informáticos), al dejar constancia de algunas innovaciones que esta comunidad lloraría de felicidad si existieran, como el Metaverse, una realidad en línea para que los hackers acudan a realizar sus fantasías, o Librarian, un ente digital que puede conseguir cualquier información en la red.

0 thoughts on “Cryptonomicon: las revelaciones de una cibermente

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *