Traducción de texto publicado en Boomkat
El debut de Delia Beatriz (aka Debit), en el sello Modern Love, es un estudio de instrumentos de viento mayas, del periodo postclásico tardío, reconstruidos como instrumentos de sintetizador y desplegados con todo el peso y la actitud.
La expresión musical de Delia Beatriz aborda dos polos artísticos distintos. Su aclamado primer álbum, Animus, de 2017, discurre desde sensuales paisajes sonoros sin rítmica, hasta piezas energéticas para la pista del club, mientras que su trabajo de 2019, System, propone elementos tribal-guarachero mientras que simultáneamente pergeña ideas del techno industrial. En su tercer álbum, The Long Count, la productora mexicana-estadounidense ha plasmado su más riguroso manifiesto hasta la fecha, sublimando la críptica sabiduría ancestral hacia vaporosos bancos de niebla de Inteligencia Artificial, activando in rito ancestral que alcanza el mañana.
Su audaz arqueología electroacústica que suena desorientadora, anacrónica y arcana, The Long Count se entrevera en la investigación de Delia Beatriz en los instrumentos de viento mayas (silbados, ocarinas, flautas y trompetas) utilizando los archivos del Instituto de Estudios Mayas de la Universidad Nacional Autónoma de México, la más antigua y grande colección en su tipo.
Al desarrollar un conjunto de instrumentos digitales que pueden ejecutarse utilizando diferentes tipos de temperamentos y escalas, Delia procesó estos sonidos mediante técnicas de machine learning para transportar el pasado distante hasta nuestro actual universo artístico, mirando hacia la historia precolonial de México and tejiendo estas ideas en complejas tonalidades recogidas de las tradiciones de musique concrète y música electroacústica contemporánea.

Beatriz describe la instrumentación maya como tecnología ancestral, parte de un mundo que no ha sido totalmente olvidado, pero sí borrado deliberadamente. Y aunque es imposible saber actualmente cómo pudo sonar la música maya es factible conversar con la historia utilizando tecnología moderna para conducir una ceremonia de remembranza.
Presentando paisajes sonoros imbuidos por memorias compartidas y siglos de emociones contenidas, el material de ese disco es intencional, directa y meticulosamente confeccionado como el trabajo de Deathprod o Thomas Köner; las composiciones microtonales de Debit son psicodélicas en su núcleo, de formas cambiantes, a través dimensiones y pintando complejas imágenes mentales mientras que mantiene un enfoque estilístico y lucidez muy raros. Pese a que The Long Count fue alimentado por máquinas, la experiencia humana está codificada en su ADN – un futuro ancestral, como reliquias que respiran a través de incontables generaciones.
Foto: Instagram DeliaBeat
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