El dub: la ciencia de la reverberación / Latidos del asfalto desde el corazón jamaicano.

Reedición 2021 / A la memoria de Lee “Scratch” Perry, fallecido este 29 de agosto.

La música creada y ejecutada con ritmos y estructuras melódicas emana de una espiritualidad primigenia, precipita la interpretación plástica los cuerpos, lo interpela para que se acoplen en su cadencia biodinámica. Las culturas criollas de ascendencia africana como la de Jamaica, en su aculturación con los británicos, han dado al mundo de la música las revoluciones culturales modernas más importantes.

La unidad del sonido y la palabra tiene un significado cuasi religioso, y para el rastafari cobra una fuerza vital en su alquímica combinación: el lenguaje hablado y el ritmo, la sincronía de un discurso y un ambiente, los ingredientes del dub, a los que solo faltaría un epicentro urbano.

I. Historia Antigua

Vegetación exuberante, de isla tropical y mares de turquesa impertérrita, altas temperaturas y ríos de antigua benevolencia serpentean montañas de plantas azules: es Xamaica, la “Tierra de las Primaveras” en la lengua arawak. En el siglo XVI las culturas amerindias fueron exterminadas por los conquistadores y colonizadores, y a mediados del XVII los ingleses tomaron control de la ínsula. Se implanta la esclavitud, importándose negros de África; se precipitan revueltas, y el brutal sistema es eventualmente abolido, pero quedan restos en la memoria colectiva. Jamaica logró su independencia el mismo año que Argelia: 1962.

Durante la década de los 50 el jazz y los vernáculos ritmos del calypso se perfilan en la vida nocturna de Jamaica, la definen. La música responde a las leyes de la teoría de la evolución: no hay generación espontánea, su historia en Jamaica está hecha de rupturas, mezclas e influencias combinadas de estas dos corrientes musicales, que subsecuentemente dieron origen al blue beat, el ska, el rudie (la música de los “chicos rudos”), y luego el rock steady, basado más en la melodía.

El común denominador: un tempo vocalizado, en staccato (skank). En varios sentidos, es la primera versión caribeña del rock. Estas tendencias sacudieron Jamaica hasta casi fines de los 60. Prince Buster, Desmond Decker, The Ethiopians, Don Drummond and the Skatalites fueron sus representantes más sobresalientes, seguidos por Toots and the Maytals y Jimmy Cliff. Era la primera de muchas horneadas musicales que llegarían a influenciar la música del mundo entero.

II. El Sound System y el guetto

Mucho antes de que las grandes disqueras pusieran su ojo lucrativo en la escena del barrio en Kingston, las producciones esenciales de reggae están realizadas en discos de 45 revoluciones, manufacturadas en las casas Studio One, Tuff Gong y otras.

En el lado B de los discos usualmente podrían encontrarse las versiones instrumentales de las piezas. Éstas empezaron a ser usadas por los sound systems en las calles del ghetto. Estos sistemas de sonido, básicamente móviles, difundían el evangelio del reggae en los suburbios urbanos, canciones de lucha y redención para ser bailadas en la languidez de un ritmo de arrastre, utilizando medios rudimentarios pero eficientes, con una eficacia que sería medida por el tamaño de las bocinas.

Pero además de la vivencia musical en la trepidante y ruda escena jamaicana, se estaban echando las raíces de unas bases fundacionales: el dub, como técnica, se convirtió en un género madre, un semillero: fue la génesis de la cultura del remix, ni más ni menos.

Y empezó la polinización: En un puente de guetto a guetto, de Kingston a Nueva York,  y más tarde también al otro lado del Atlántico, en Bristol, Inglaterra, las primeras fiestas callejeras neoyorquinas de hip-hop fueron organizadas por personalidades como Kool Herc y Grandmaster Flash.

Los primeros héroes de la disco music como Walter Gibbons y Arthur Russell, Francois Kevorkian, el legendario Larry Levan y Shep Pettibone, entre muchos otros, deben sus innovaciones a la mezcla a los pioneros, genios experimentales de Jamaica encerrados en las humeantes cabinas de mezcla para emerger con sonidos revolucionarios.

III. Mística, música y cannabis.

Los descendientes de esclavos optaron por el “culto a la madre patria”, con influencia en las Antillas, La Madre África es mitificada y nacen nuevas religiones. En Jamaica, este nuevo “opio del pueblo” se llamó rasta-farian-ismo, que tuvo sus primeros adeptos desde los años 30. Los grupos fundamentalistas se aislaban en cuevas o en las colinas en comunidades cerradas, recreando cánticos y recitaciones con orígenes en ritmos ancestrales, con frecuencia fumando vastas cantidades de cannabis, para inducir la experiencia mística.

El nombre de estas celebraciones tribales es niahbingi, con sólo voz y percusiones, y que constituye la forma musical mejor relacionada con el movimiento rastafari. Hoy en día sólo pocos colectivos siguen las tradiciones ortodoxas, como: Ras Michael & the Sons of Negus y The Mystic Revelation of Rastafari.

La emergencia de un nuevo estilo musical se debió en parte a la aceleración del ritmo, aunque el reggae nació a partir del fenómeno contrario –la sección rítmica es más lenta que en el ska o el blue beat, dándole más peso al bajo. La guitarra principal y/o el teclado están en “la” y dominan las vocales. Con los arreglos que traen a la memoria al soul y al rhythm & blues, este cambio de tono se estabiliza por sí solo a principios de los 70. El reggae, también considerado como una “canción de protesta” tiende a expresar una situación sociopolítica pero, sobre todo, una visión espiritual, redentora del mundo, con lo cual el rastafarianismo había encontrado su foro de expresión.

El profundo y rítmico bajo del reggae, combinado con la tendencia del cannabis a aumentar la apreciación de las resonancias tonales y la distorsión de la percepción del tiempo, al combinarse en los primitivos estudios de grabación, disparó el dub.

Era costumbre en la industria jamaicana de la música rellenar los lados B de los discos sencillos de 45rpm con versiones instrumentales de la canción presentada en el lado A. Con la influencia creativa del consumo de hierba sacramental, los productores de discos empezaron a manipular sus perillas a la manera en que sus percepciones guiaban el proceso, reduciendo la importancia de los agudos y precipitando al frente los bajos, cortando a la vez la pista de vocales, y la suma de vastas cantidades de reverberación a frases fantasmagóricas que se repetían como eco a lo largo de la grabación.

La club culture está viva y se desarrolla. Los sound systems se multiplican en los barrios, pero la diferencia está en el sonido. Se organizaban duelos (sound clash), pero para competir se necesitaba armamento, así es que los ingenieros de sonido empezaron a presionar al reggae para transformarlo.

El bajo y las percusiones son pasados al frente. Las vocales son editadas y dispersadas en la mezcla. Dejan de existir las versiones instrumentales simples, encaminándose hacia algo totalmente diferente, algo mucho más poderoso: el dub como un nuevo género.

Al presionar las técnicas de estudio y grabación hacia un estado de frenesí, estos magos musicales habían creado un género completamente nuevo. El dub empieza a circular en las pruebas de impresión de viniles, o dub-plates especialmente para el sound system, en ediciones que en la cultura techno se llaman white labels.

IV. La mezcladora como instrumento: alquimia musical.

La idea de considerar a la mezcladora como instrumento y al DJ / remixer como artista, deviene directamente del dub, el estudio mismo se convierte en un santuario de la alquimia musical.

Larry Levan entró en contacto con el dub al trabajar con Sly & Robbie para el álbum de los Peech Boys en Island Records. En su Historia del House, Phil Cheeseman considera que el doce pulgadas “Don’t make me wait”, es el track que “… llevó las cosas en una dirección distinta, con sonidos expansivos y sintetizados, introduciendo por primera vez los efectos dub y los cortes de una manera que no había sido escuchada”.

Kool DJ Herc, es considerado como el “padrino del hip-hop”, nació en Jamaica en 1955, mudándose al Bronx de Nueva York en 1967, a los doce años, y se dio a conocer como DJ con una propuesta única de r&b, soul, funk, y música disco oscura, convirtiéndose en símbolo del estilo de vida hip hop. Codificó el concepto B-Boy (beat boy, break boy, Bronx boy), creando como resultado el break dancing.

Herc llevó la experimentación en la mezcla, que fue el primer DJ que utilizó dos discos iguales para lograr un break de sólo 15 segundos. Al mezclar hacia delante y atrás los mismos cortes, era capaz de duplicar, triplicar o extender indefinidamente el break, deconstruyendo y reconstruyendo efectivamente los sonidos originales, utilizando las tornamesas como un instrumento musical.

V. La secuela

Para mediados de los 90 el tono estaba fijado para la creación de un sello disquero de suma importancia, The Red Shift, que a partir de 1994 surgió en la forma de un manifiesto anunciando la famosa serie de compilaciones The Crooklyn Dub Consortuim, y programar dark dub, deep dub y urban beats, pero la eclosión de sonidos iría a tocar las puertas de un breakbeat aligerado por un infra-bass, un fondo caótico de ambient, efectos y manipulaciones electrónicas, sin mencionar los samples y textos que parecían extraídos de alguna catacumba del inconsciente rítmico, con acercamientos a la world music del norte de África, el Medio Oriente y todo género de música negra popular (soul, funk, jazz).

Basado en el denominador común de wordsound, que vincula conceptualmente todas las experiencias musicales, nació un nuevo término para definir este nuevo estilo: dub-hop, la mezcla de elementos de dub y hip hop, en una sucia y oscura configuración que no excluyen algunas escaramuzas en el territorio jungle. Una versión mid-tempo de este camino reúne una plétora de referencias de illbient, aunque los mismos protagonistas se rehúsan a aceptarlo.

Los autores de estas digresiones son Dubadelic, Roots, Control, Spectre, Dr. Israel, Profesor Shehab e incluso Captain Kowatchi, sin contar con los actores franceses que constelan la escena europea, como Megabyte, The Psycho Priest y The Count of Monte Cristo.

VII. Las huestes de Bill Laswell

Establecido en el vecindario de Brooklyn, llamado “El Coronel”, el honorable Bill Laswell, estableció un estudio que serviría como cuartel de logística. Un veterano en todas las formas de música fundadas en el bajo, Laswell ha contribuido a la promoción de esta nueva generación de activistas del arte, sin que sus asociaciones creativas parezcan tener fin.

A sus múltiples iniciativas se han unido personajes de la talla de Mick Harris, quien da rienda suelta a sus fantasías “post-scornianas” con el proyecto The Weakener, estableciéndose después con el sello Equitations of Eternity, junto con su colaborador Eraldo Bernocchi. Por otro lado, Kevin Martin, incapaz de permanecer impasible ante el momento en que el dub esperaba ser contaminado con inyecciones de música industrial, figura con su track “Shake the Nation” como uno de los nuevos próceres del dub.

Fortalecida con todo este talento, la Wordsound Records expandió su influencia en 1997, gracias a la intervención de Baraka Foundation. El resultado fue una estructura más ecléctica, que mezcla la alta tecnología del drum and bass de Mark Pistel (colaborador de Jack Dangers, a.k.a. Meat Beat Manifesto), el mundo ambient de Solar Quest, lecturas de Genesis P. Orridge (el iconoclasta fundador de Psychic TV) y documentos nunca vistos (como el accidente de OVNI en Roswell).

El reconocimiento esperado llegó cuando Adrian Sherwood les pidió abrir los conciertos de la gira de The Dub Sindicate en Estados Unidos. Desde entonces se ha establecido una sinergia con On-U Sound: Style Scott, al colaborar con “El Coronel” en Inna Dub Meltdown. De hecho, las conexiones se han multiplicado con otros sellos, particularmente con Mille Plateaux y The R.O.I.R., propiedad de Neil Cooper, alias The Dub Scholar.

VII: Un Colofón: testamento no escrito

No podríamos cerrar este capítulo sin mencionar el despliegue vigoroso y reverberante de las tendencias del ambient dub y del minimal dub, que llevan hasta sus consecuencias más sensoriales las bases del dub, y pensamos por ejemplo en gente como el canadiense Deadbeat, que ha contribuido a generar una escuela del siglo XXI.

Créditos de Fotos:

Prince Buster de (https://2toneroom.co/)

Sound system: Visit Jamaica

Sound system 2: South FloridaCaribbean News

Sound system 3: Otra canción

Lee Perry – Project Revolver

Lee Perry 2 – Pan African Music

Sly & Robbie – DoTheReggae

The Upsetters – Discogs

The Crooklyn Dub Consortuim – Open Spotify

Dubadelic – Soundcloud

Bill Laswell – All About Jazz

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