Grandmaster Flash y la ciencia del hip-hop

Grandmaster Flash, Kool Herc y Afrika Bambaataa, es la tríada de transgresores que a finales de los años 70 irrumpieron desde el corazón del barrio, del sentido del ghetto y del underground, con un arsenal de sonidos y técnica, tornamesas, mixers y potentes bocinas y dar origen a un género matriz, convirtiéndose en lingua franca musical, que amalgama y poliniza a la vez, tan propicio para la mezcla y el sincretismo como el jazz, ambas culturas afrodescendientes y explosivas, con un poderoso sentido poético.

¿Cuál es la hazaña? La desconstrucción del beat, de la sección rítmica, para domesticarla y combinarla con los recursos técnicos, los samples mismos arrancados de esas estructuras de múltiples orígenes concebibles, desde el soul, funk, afrobeat, dub, pop, rock, rythm and blues, jazz.

Fue como una especie de epifanía, como narra veloz Grandmaster Flash, cuando corrió a comprar un lote de discos y se puso a desmenuzarlos en una encerrona memorable, en una cacería hacia el corazón y esencia del beat, para la disección del break y hacer colecciones de ellos, rehacer, remezclar, recodificar, que acompañarán poéticas con crudo sentido social.

El descubrimiento va más allá de la manía por aislar y reutilizar los tramos de percusión, sino el sentido mismo del ritmo, tras analizar que es en ese micro instante del solo del baterista, el cuerpo reacciona y se armoniza, todo producto de observaciones e investigación del movimiento de los cuerpos en la música en una fiesta, y es el momento en que inició la épica aventura, que duró tres años de encierro, para salir a la superficie con una poderosa fórmula, que conforma la poderosa industria musical de hoy en día.