Las tecnologías digitales se expanden inusitadamente desde hace más de 50 años, sobre todo la relacionada con los procesos de información y telecomunicaciones. La explosión del uso de Internet y la web como paradigma del multimedio en línea ha crecido exponencialmente en la última década. Se quería una revolución en el pensamiento y en los modelos de vida. Los tiempos web se dice son equivalentes a los que vive un perro, siete por cada año de los humanos, por la rapidez con que suceden las cosas, claro, ahora vemos que no siempre para beneficio general. Si hacemos un corte de caja este 2021, podemos responder que está absolutamente en duda.
Ahora existe la Deep web, Bitcoin, Google, Facebook, Amazon, las VPNs y el streaming de video 4K, la 5G y la nube.
Este acelerado desarrollo hace volar los sueños más atrevidos de la ciencia ficción, y satura Hollywood con su Matrix e infinidad de correlatos y secuelas transmediáticas. Pero muchos alertaron contra esta nueva religiosidad a la que todos llaman la “sociedad de la Información”, y lo siguen haciendo varios que fueron sus impulsores pioneros, como Jaron Lanier.
Su predecesor, Peter Lamborn Wilson, mejor conocido como Hakim Bey (“El Señor Juez”, en turco), uno de los filósofos contemporáneos más atractivos en estos cuestionamientos es quien se dio a conocer por una serie de ensayos en varios fanzines subterráneos y que se agrupan bajo el título genérico de T.A.Z. (Temporary Autonomous Zones, Zonas Autónomas Temporales).
Conocido como el “padre” del terrorismo poético, Bay ha organizado un sistema de pensamiento que busca desarmar lo que considera el nuevo totalitarismo, enmascarado bajo el distintivo de “Economía de la Información”, equivalente a un nuevo credo y su consecuente opresión/persecución del cuerpo material, en la doctrina de la mistificación de “lo virtual” en un capitalismo líquido.
Sobre este sistema el filósofo opina que “siendo una vez la imagen del Cielo en la Tierra, el Estado consiste ahora en la administración de imágenes. Ya no es una ‘fuerza’, sino la desmembrada conducción de información. Así como la cosmología justificó la dominación babilónica, la ciencia moderna sirve a los fines del Estado Terminal, el Estado post-nuclear, el ‘Estado Información’”.
Este “ciberespiritualismo político”, según Bey se inscribe en un ecosistema digital donde la información, al igual que el dinero, representaciones simbólicas del poder, solo que ahora la información por sí misma se vuelve objeto de poder, pero como un factor real. El paradigma de la Economía de la Información es aplicable a los países desarrollados, cuya transformación tecnológica y económica se sustenta sobre el trabajo tradicional de millones de obreros y campesinos pobres de países como México.
Hakim Bey piensa que todos los fuegos artificiales de la Era de la Información, incluido el lema “la información quiere ser libre”, responden al dogma de una nueva religión. Sí, podemos usar la maravillosa tecnología de los bits y bytes para comunicarnos y aprender, pero al mismo tiempo participar en la configuración del nuevo Estado, supranacional, ante lo cual este personaje propone el terrorismo poético, un renacimiento del paganismo, un taoísmo dialéctico, que conceda tanta divinidad al cuerpo como al espíritu.
“La información es un caos; el conocimiento es el orden espontáneo de ese caos; la libertad es navegar en la onda de esa espontaneidad”, dice Bey, y el lugar para hacerlo son las T.A.Z., que buscan tener toda la información y todos los placeres corporales en una gran y compleja confusión de dulces datos y dulces citas, hechos y festejos, sabiduría y riqueza. Esta es nuestra economía -y nuestra guerra.”
“Si te besara lo llamarían un acto de terrorismo. Entonces llevemos a la cama nuestras pistolas, despertemos a la ciudad a medianoche como bandidos ebrios celebrando con una balacera, el mensaje del sabor del caos”.
“Vístete. Da un nombre falso. Sé legendario. El mejor Terrorista Poético está en contra de la ley, pero nunca es atrapado. El arte como crimen; el crimen como arte”.
Y nosotros estamos seguros de que el futuro está preñado de una gran confrontación de ideas. ¿Quién sabe la verdad? La respuesta es otra pregunta: ¿qué es la verdad?
Extraños tiempos los que vivimos, desde aquella movilización de más de 50 mil personas, el 30 de noviembre de 1999 en Seattle. Veinte años después del surgimiento del movimiento globalifóbico, a un año de la pandemia por un virus que no terminamos de entender y menos de erradicar, ¿emerge el modo TAZ 2.0?
Foto tomada de Ceasfire Magazine, Londres
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