Ser invitado a una charla con Alicia en el país de las maravillas, en su propia casita de alucine sin fin, sería algo en verdad loco, pero escuchar las historias, exquisitas narraciones de terciopelo vocal, de Juan Carlos, en su hogar, fue una experiencia por lo menos fascinante y singular.
Entrevista realizada en abril de 2002
Desde hace varios años es muy respetado y conocido en el mundo de la publicidad, como líder creativo de campañas muy exitosas de mega marcas transnacionales. Pero en su otro mundo, que le apasiona de igual manera, el de la música electrónica, ha sido protagonista principal de un culto, un mito marginal, oscuro y ochentero, llamado Década 2.
Entrar a su sala es una impecable experiencia lisérgica, significa ser invitado a un mundo de historias, las elaboradas ficciones de profusión metafórica. Letras cifradas en canciones-himnos de majestad industrial, que sólo unos cientos de fans pudieron adquirir en cintas, originales y piratas, que circularon a fines de los años 80 en los subterráneos de la Ciudad de México.
Los orígenes
Pero también cuenta historias verdaderas, como protagonista de momentos anti-heroicos de la proto-escena electrónica local, cuando se definían algunos gustos, estéticas, influencias y hasta posturas políticas, para un público que difícilmente alcanzaría un par de miles, distribuidos en antros pequeños y casi clandestinos como el 9, el Tutifruti o el Dínamo, donde bailar slam al ritmo de Skinny Puppy o Ministry era lo correcto y una rutina terminar a golpes o en una pequeña bacanal en algún hoyo particular.
Su historia comienza de adolescente, con una inquietud muy fuerte por saber cómo se hacía esa música “nueva”, que se escuchaba en algunos medios populares. Sonidos que no eran de instrumentos, aunque algunos pretendieran imitarlos, hasta que dio con los sintetizadores, de los que se convirtió en un obsesionado coleccionista desde hace 20 años.
Las raíces
Existen dos referentes fundamentales para Década 2 en el México de mediados de los 80: Joy Division, que planteaba el temperamento oscuro y depresivo, pesimista y el desgaste de la voluntad, y el otro Kraftwerk, que aunque era bastante anterior, tenía la fascinación del futurismo y la relación popular con la tecnología. El discurso del futuro minimalista, pero también la oscuridad del pesimismo neopunk eran poderosas atracciones en el concepto de Década 2, pero el rumbo de otros movimientos hizo que más tarde predominaran estéticas más plásticas en la música electrónica.
“Esa fue una de las razones por las que dejé de tocar en vivo, pues el naciente movimiento rave seguía otra dirección”, subraya con mirada penetrante.
“El conocimiento e introducción a esta música y los medios para producirla se los debo en gran parte a Walter Schmidt, que de alguna manera fue el patriarca para los de mi generación, y pasé de ser un fan de Size, el grupo que tenía él por entonces, a un interés absoluto por la música, porque sucedía que frecuenté mucho los lugares donde se presentaban grupos mexicanos con propuestas electrónicas en lugares como Hip 70.
“Nos conocimos y me presentó a gente de mi edad con intereses afines y formamos un proyecto alrededor de 1981. Tocábamos con ellos, para abrir sus presentaciones y las de Capitán Pijama, y en 1983 formé con mi hermano un proyecto llamado María Bonita, eminentemente electrónico, pero era más un espectáculo que una propuesta musical. En 1984 formé Década Hoy, que utilizaba bajo y guitarra, a la manera de New Order, combinación de ritmos electrónicos y sonidos eléctricos.
Fue en 1985 que se formó Década 2, que continuó de manera intermitente, con intensas temporadas y par la fecha de esta entrevista tiene un proyecto en proceso, Club Soda, con bastantes tracks desarrollados para ese momento.
Antiguo testamento
Juan Carlos rehúsa la que considera una pretensión, tratar de ubicar el lugar que corresponde a Década 2 en el desarrollo de una incipiente escena electrónica en los años 80 del siglo pasado. Pero dice sin ambages que hace 15 años “prácticamente no existía algo así como una ‘escena’; si hoy mismo es difícil encontrar un buen lugar que mantenga la esencia de la vibra electrónica. Menos en ese entonces, y no me refiero solamente a clubes, antros, sino sobre todo carencia de información, lo que hacía que la gente se sintiera pertenecer a una especie de logia y ciertamente los grupúsculos estaban muy marcados, eran pequeños pero los había, y muy fieles a sus ideas y a la causa de la electrónica en el uderground. Era una cuestión de actitud muy fuerte, además de la música, porque había artistas de otras disciplinas, de plástica, cine, teatro, que estaban muy metidas en esto”.
Poco después de la fundación de Década 2, se presentó un giro hacia lo que entonces se mal llamaba “rock industrial”, cuestiona, “una combinación de música electrónica, con una tendencia bastante bailable pero muy fuerte, y dije problema porque entonces empezaron a proliferar grupos como Front Line Assembly, Ministry, Laibach. Música muy agresiva, básicamente un movimiento de denuncia, de los efectos de la industrialización, la globalización que empezaba… De alguna manera me fue fácil conceptuar estas ideas en México, y fui tachado de neonazi, en un escándalo que llegó a los periódicos, algo absurdo porque en mi trabajo proponía todo lo contrario. De hecho, yo milité muchos años en la izquierda, y lo que buscaba era expresar este ‘brutalismo’ de la sociedad, y que terminé también padeciendo”.
Su interés y actividad en la música electrónica ha sido permanente y “sin querer ser pretencioso, para mí sería muy fácil programar el ritmo en cuatro cuartos, meter un hi-hat en contratiempo, y no me impone un reto, ningún interés, y si tocara en vivo el público juzgaría en términos de si “le prende o no le prende”, y desgraciadamente es así como hoy se califica a la música electrónica, junto con su contrario: la moda del chillout, del downtempo, ahora muchos dicen escuchar jazz electrónico y ambient, la actitud pretendidamente fina, que rechaza el cuatro cuartos por considerarla como corriente, pero ese no es el problema, sino la falta de formación e información musical, falta un soporte de fondo, que dé calidad y validez a una propuesta”, sentenció ante los micrófonos de Urbe01.
Década 2 + Club Soda
Para el cierre de la entrevista, quien pasó a identificarse como La Voz de Década 2, explica las bases de un nuevo proyecto musical, Club Soda. Música electrónica de fusión, nos explica. “Lo digo en el sentido amplio, ya que además de amar la música electrónica, disfruto de mucha música y este proyecto me permite explorar todas las influencias que había amado y que me había impedido el peso del concepto de Década 2.
“Las piezas de Club Soda tienen un sentido efervescente, dirigido a los sentidos. Con Década 2 quiero encontrar lo que fue y lo que quisiera seguir haciendo en esa línea. Muchos se han quedado con las ganas de que sigan habiendo estas opciones como las hay en muchos países, el gritar y desahogar la agresividad, que es algo muy ochentero claro, pero no se trata de hacerlo por la moda que implicó, sino para plantear esa filosofía y estética como se definió en sus orígenes, un discurso cuasi electro y oscuro”.
Pero aclara que Club Soda no compite con Década 2, porque son complementarios, “uno es día, otro noche, uno alegría el otro furia, en fin, se complementan, es algo muy mío, no para complacer. En el primero participan músicos diversos, algunos de jazz, incluso en los metales unos cubanos sorprendentes”.
Privilegio de pocos, esa tarde, Juan Carlos no tenía ganas de mostrarnos su colección de sintetizadores, con los que podría poner un museo, dijo con orgullo, y por supuesto que lo lamentamos pero respetamos, agradecidos por su calidez y empatía, emanada de una fuerte personalidad temperamental.
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