Texto original: Listening as Activism: The “Sonic Meditations” of Pauline Oliveros
Autor: Kerry O’Brien, Publicado el 9 de diciembre de 2016, en The New Yorker
Traducción: zewx kevorkian
A finales de la década de los 60, la compositora Pauline Oliveros se mudó de San Francisco, donde había sido pionera de la música electrónica, a san Diego, para iniciar un trabajo universitario. Allí, a mitad de sus treinta, ella confrontó una cultura de desesperanza política. “Yo estaba sentada mirando la televisión cuando Robert Kennedy fue asesinado”, recordó en una entrevista en 1977. “Las protestas contra la guerra de Vietnam y las atrocidades estaban en su máximo punto. Una estudiante en la Universidad de California de San Diego, se sentó en la plaza, se bañó en keroseno, se prendió fuego y se inmoló… Sentí el temperamento de los tiempos. Sentí un miedo tremendo”.
En respuesta, recuerda Oliveros, “empecé a retirarme. No deseaba tocar en conciertos. Empecé a volverme hacia adentro”. Empezó a cantar y a tocar en su acordeón largos drones extendidos, dedicando casi un año en una sola nota, una Do. Ella encontró que esa hechura privada era relajante, tanto mental como físicamente, un respiro a partir de las traumáticas noticias del mundo. Poco después, Oliveros volvió a las presentaciones en vivo, pero casi todas en privado o para grupos pequeños.
Lo que queda de esos experimentos es una pequeña colección de partituras llamadas “Sonic Meditations”. Cuando las publicó, en 1971, compartió sus metas, que incluía “conciencia expandida”; más tarde agregaría “propósitos humanitarios”, especialmente “la sanación”.
Oliveros falleció el 24 de noviembre, a los 84 años de edad, y los feeds de Facebook y Twitter de fans de música experimental se llenaron de extractos de su “Sonic Meditations”.
Su sonido excéntrico ejercita lo que alguna vez llamó “recetas” para breves escuchas, y se hicieron virales. Una de las partituras, por entero, “Emprende una caminata nocturna. Camina tan silenciosamente que las plantas de tus pies se conviertan en oídos”. Como gran parte de su obra, las “Meditations” de Oliveros colocó la escucha como una búsqueda plenamente encarnada—una postura de atención a los sonidos y al mundo. Pero sus “Meditations” son más que textos citables. Empiezan como experimentos del cuerpo y sonidos dentro de un grupo de mujeres. En un recuento de su historia temprana ofrece una mirada hacia las raíces de Oliveros en su política centrada en el cuerpo; en medio del actual caos político en Estados Unidos, sus “Meditations” hacen un caso oportuno por la escucha como una forma de activismo.
Durante sus años en la práctica de drones, Oliveros también inició sus estudios de Tai Chi, encontrando la coordinación entre la respiración y el movimiento complementarios de su música. Su encuentro con el Tai Chi en Kairos, un centro de crecimiento en Rancho Santa Fe. Oliveros empezó con su maestro, Al Huang, y ensambló un grupo pequeño para improvisar en su trabajo. Kairos fue parte del movimiento de potencial humano, y después se expandió a lo largo de la costa oeste —el centro fue conocido como “Esalen South” una referencia a su vecina del norte, en Big Sur (la base de su retiro ficticio en el final de “Mad Men”). Los catálogos de los cursos en Kairos y Esalen durante esos años, enumeran docenas de métodos populares para la expansión de la conciencia.
Una amplia colección de técnicas, conocidas como “trabajo corporal y “prácticas corporales”, incluidos métodos como la “Integración Estructural”, de Ida Rolf y la “Conciencia sensorial”, de Charlotte Selver.
En su historia de Esalen, Jeffrey Kripal explica que dichas prácticas “alienta la diferencia”, el movimiento espontáneo, y una clase de meditación en movimiento, que recompensa la toma de conciencia por sobre todas las cosas”.
En 1969, Oliveros inició sus estudios de Conciencia Cinética con la bailarina y artista del cuerpo, Elaine Summers, en Nueva York. En su método, Summers enseñó a sus estudiantes a ser más sensitivos a las señales provenientes de sus propios cuerpos, incluyendo formas en las que las personas inconscientemente custodian sus movimientos. Cuestionando, por ejemplo, por qué a las caderas de la mujer se les permite moverse levemente (y a los varones, para nada), Summers mostró cómo las inhibiciones sociales pueden dejar restricciones físicas duraderas en el cuerpo. Enseñó que la conciencia, a través de lentos movimientos cotidianos como sentarse, pararse, recostarse y actividades al caminar que pronto serían centrales en las “Meditations” de Oliveros.
Una vez de regreso en San Diego, Oliveros empezó a incorporar su trabajo corporal a sus prácticas de improvisación, y gradualmente un nuevo grupo empezó a tomar forma. “El grupo Sonic Meditation empezó en tiempo en que emergió el movimiento de liberación de la mujer”, recordó Oliveros en 1977. “Yo decidí que sería bueno tener solo mujeres durante una temporada. Habían estado sometidas, musicalmente, durante tanto tiempo”. Eventualmente llamándose a sí mismas ♀ Ensemble, estas mujeres empezaron a practicar las proto-“Sonic Meditations”. El grupo se reunía semanalmente en la casa de Oliveros, en Leucadia, donde las reuniones incluían un mix de textos, diarismo, discusión, y ejercicios de Conciencia Cinética.
Empezando en 1971, Oliveros dio comienzo al diseño de programas cortos para cada encuentro. Esto quedaba fuera de necesidad: el grupo empezó a experimentar con comunicación no verbal, como la académica Martha Mockus describe en su libro sobre Oliveros.
El programa archivado de la sexta sesión, fechada el 30 de noviembre de 1971, es típico:
Espejo
La Conciencia Cinética—Hace de tu último aliento audible un tono cantado.
Círculo-Visualiza tu firma letra por letra lentamente. Simultáneamente escuchando tu nombre. Hazlo hacia adelante, después hacia atrás. (Sin sonido) Ve tu firma en un color seleccionado. Hazlo con los ojos cerrados y con los ojos abiertos.
Meditación Gong Bowl. Si pierdes control del timbre o quieres verificar tu memoria, golpea el gong nuevamente.
Camina una vez alrededor de la habitación hacia atrás, lo más lentamente posible.
Enséñate a ti mismo a volar, lo más lejos posible.
Muchas de estas instrucciones se desarrollarían en los ahora reconocibles textos de partituras de “Sonic Meditations”. En cierto punto, sin embargo, las distinciones entre trabajo musical y trabajo corporal se hicieron borrosas. ¿Serían las indicaciones de Oliveros de caminar “lo más lentamente posible hacia atrás” un ejercicio de Conciencia Cinética? ¿O, se trataba de una versión temprana de “Meditation” No. 5? (“Emprende una caminata nocturna. Camina tan silenciosamente que las plantas de tus pies se conviertan en oídos”).
La meditación “Teach Yourself to Fly” pide al ejecutante observar su respiración y eventualmente permitir sonar a su voz; el título alude al hecho de que el grupo la acumulación de sonidos del respiraciones del se pueden comparar al ruido de un avión al levantar el vuelo. La siguiente partitura se refería a la técnica del “sounding” de la Conciencia Cinética, una práctica respiratoria en la que los sonidos vocales son agregados a la exhalación. Oliveros admitió más tarde que la Conciencia Cinética y Sonora, se han entrelazado” para ella. Tal vez no tiene mucha utilidad diferenciarlas, ya que en ambas el objetivo final es la sanación.
Considerada como una práctica sanadora —o una “sintonía cuerpo-mente” —las “Sonic Meditations” de Oliveros son, hasta cierto punto, únicas en la historia de la experimentación musical. En estos trabajos, los experimentos no fueron conducidos en la música; la música fue un experimento en el ser. Cualquiera que busque hoy la caja completa de las “Sonic Meditations” no la encontrará, porque, como escribió la compositora, “la música es un bienvenido producto derivado” de esta composición. Los experimentos quedan en cada persona escucha. Las directrices de Oliveros fueron claras: estos trabajos tenían la intención de ser transformacionales, incluso terapéuticos, encarnando cambios duraderos en el cuerpo y en la mente.
Mientras que pasó años inmersa en la experimentación introspectiva, las “Sonic Meditations” de Oliveros no deben equivocadamente identificarme con un “escapismo” o desapego. La compositora describió la escucha como una pausa necesaria acción asertiva: “La escucha es dirigir la atención a lo que es escuchado, reuniendo significado, interpretando y decidiendo en acción”. Después de sus años en una experimentación en grupos privados, Oliveros empezó a compartir sus “Sonic Meditations” en formato impreso y en performance.
Cuando las publicó por primera vez en un número de 1971 de la revista de música avant-garde Source, la compositora abre con una introducción radical: “Pauline Oliveros es un ser humano de dos piernas, mujer, lesbiana, música, compositora, entre otras cosas que contribuyen a su identidad”. Ella entendió la fuerza específica de su revelación: en 1974, escribió, “¿Cuántos de ustedes piensan que están en la minoría? Si todos salieran del clóset el mundo cambiaría en una noche”. El mismo año, en la versión expandida de “Sonic Meditations”, agregó: “La sanación puede ocurrir… cuando la experiencia interna se manifiesta y es aceptada por otros”.
El activismo de Oliveros se sumó a la consigna de la segunda ola de feminismo “lo personal es político”, un llamado a la acción, basada en la política del cuerpo. Al salir públicamente, estaba a la par con su propia experiencia, y con la necesidad social de que las mujeres se expresen. En los siguientes años, Oliveros compartiría sus “Meditations” con muchos grupos; a fines de los 80, en el Festival Womyn de música en Michigan, condujo a una multitud de miles en una “Tuning Meditation” Y en los 90, empezó sus enseñanzas en retiros de deep-listening dirigidos “personas-orientadas-a-la-escucha”.
En la colección “Prayers for a Thousand Years” de 1999, Oliveros se unió a cientos de maestros y activistas, para ofrecer orientación sobre el advenimiento del nuevo milenio. ¿La petición de Oliveros? “Crear una atmósfera de apertura que sea escuchada, con el entendimiento y la atención está la sanación”. Este generoso compromiso de vida con la escucha está, quizá, en su más memorable “Sonic Meditation”: aproximarse al mundo con los oídos completamente abiertos, con todo el valor que se pueda reunir, pausando cuando sea necesario, y escuchar profundamente.
Foto destacada tomada de
Heroínas
http://www.heroinas.net
0 thoughts on “La escucha como activismo: Las “Meditaciones Sonoras” de Pauline Oliveros.”