este “método cut-up”, como lo llamaba Burroughs, era central para lo que sea que creyera estar haciendo, y que él, literalmente, atribuía a algo cercano a la magia. Cuando escribió acerca de su proceso, se erizaron mis cabellos de la nuca, por el grado de mi excitación. Experimentación con cinta de audio lo inspiró en una vena similar: como “el juguetito de Dios”, así bautizó su amigo Brion Gysin a su máquina de doble carrete.
Dreamachine: alucinógeno estroboscópico cortesía Gysin + Burroughs + Sommerville
Una vez que construyeron y bautizaron la Dreamachine, pasaron horas y felices días dopándose con luz intermitente, a la manera estroboscópica, y muy pronto se convirtió en objeto de culto, lo mismo que la leyenda detrás de los inventores