El encanto de Trans-Europe Express está en su concepto mismo. Es un viaje, una partida, un punto de arranque, un mensaje poderoso y una invitación. El lugar de destino es el futuro, pero lo que importa no es el lugar sino el viaje mismo. El pasado queda atrás. No hay titubeos, la entrega es total, y la simbiosis con la máquina apenas comienza.