No es casualidad que no pocos músicos y productores de arte electrónico sean también aficionados o profesionales de la fotografía. Cuando se trata de introspección y exploración, una de las figuras más respetables es Tomas Jirku. Un portentoso protagonista del movimiento minimal y glitch techno, prohijó en los últimos años del siglo pasado y llegó a su esplendor en los albores del XXI con un clímax efervescente.
Recordamos con chispa nostálgica la épica serie del sello Mille Plateaux, Clicks & Cuts, iniciada en el año 2000 con un volumen doble. El segundo volumen más ambicioso, ¡compilado triple! incluye el corte “Pohdka” de Jiku, con un beat de sombras crocantes un pulcro IDM. Un repertorio de electrones pesados como Swayzak, alva.noto, Farben, Vladislav Delay, Kid606, Thomas Brinkmann, Donnacha Costello, Sutekh, Twerk, Kit Clayton, Matmos, Richard Chartier, Taylor Deupree, la crema y nata del minimal-glitch-IDM.
A Jirku se le atribuyen definiciones prístinas en el vocabulario del género con producciones en los sellos Alien8 Recordings, Force Inc., Klang Elektronik y Traum.
Si cabe un apelativo para este artista residente de Vancouver, Canadá, es la investigación espacial y textural del sonido. Por eso el primer álbum en 10 años, Touching The Sublime, es particularmente preciso en el título, al representar el resultado de años de inmersión total, inspirado en los parajes naturales de su entorno, siendo también un adepto al alpinismo. Complementa el trabajo sonoro un libro de 100 páginas con fotografías una edición limitada y que expresa su misión hermenéutica de los secretos de la naturaleza profunda.
Los 9 cortes de este álbum exponen la faceta actual del artista, con los temas que más le cautivan. La variedad de abordajes tienen un hilo conductor en el tratamiento deep techno. Claro ejemplo es el primer corte, “A warm place”, con un largo y espeso drone de una gravedad tal que pone a prueba el bafle. Por supuesto, dicho sea de paso, se recomiendan audífonos, para sentir la vibración profunda de esta magnífica obra que sienta sus reales en las producciones de este 2020. El fúnebre latido carbonífero de texturas improbables rasga en lamentos la frecuencia en “Idiis Mortii”. Guitarras irresistibles, citas etéreas de clásicos del romanticismo decimonónico, en la pieza “The Iliad & The Odyssey”, de una belleza espeluznante en sus 12 minutos exactos.
La masa rítmica en bajo tremolante que emerge como un “Tectonic monument” ya es el colmo del gozo aural con la pulsación correcta y evocadora in crescendo de oleaje cósmico, línea de narrativa sonora continua con “Entropy8”, un objeto sonoro de respiración rugosa: ¿bosque espeso de cristales en luna nueva?
La pieza más larga del disco, de poco más de 13 minutos, “Pele & Surtr” es quizá una actualización del sonido glitch con una tónica majestuosa de capas y micro texturas y tratamientos electrónicos de un barroquismo singular. Las protagónicas ultra frecuencias en este trabajo conviven en el séptimo track con samples vocales en clave ambient, y en el siguiente tema “Eyeless Through Space” el ritmo de un bajo destemplado la guitarra evanescente y el garabato melódico la hacen una pieza sublime, para cerrar con un corte bonus solo incluido en la versión digital de este álbum, “Noumenon”, recrea ese minimal techno que todo el mundo desea para un warm-up, por hoy solo introspectivo y sensorial.
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