
Del booklet de CD Danny Rampling – Decade of Dance (1999) Circa Records Ltd. / Traducción z. kevorkian
Nota: Esta exquisita crónica, incluida en un disco doble de antología, narra de manera suelta y desenfadada, sin pretensiones académicas pero de gran valor documental, los momentos culminantes en el nacimiento de la escena electrónica de Ibiza que ha dado origen a una especie de género o etiqueta, balearic beats, pero que tiene que ver más con un estilo de vida que con la música. Uno de sus protagonistas presenta esta narración cronológica que no tiene precio, porque habla de momentos, personajes, lugares clave, en el desarrollo de la música electrónica, los creadores de estilos seminales del acid y deep house al progressive, como sucedió en Europa y el intercambio musical y cultural con los protagonistas de la escena nocturna en EE.UU.
Es en esta paradisiaca isla española donde nacieron los primeros grandes djs y lugar obligado para lo más granado de la elite cada verano, donde las anécdotas de éxtasis forman parte del gran mito que es Ibiza y sus clubes.
A veinte años de escrita, esta narración sigue vigente pues marca los cimientos y la simiente de una cultura que aunque mantiene muchas características de las culturas underground, es ya parte del mainstream con una industria de varios millones de euros.
Disfruta de este recorrido por la primera década del dance europeo más exclusivo.

“El lugar era precioso”, recuerda Alfredo, “lo más increíble que he visto”. Había gente de todas las edades, razas e idiomas, eufóricos y relajados bajo un cielo abierto y el sol; eso era hermoso”.
Un fanático de la música dance electrónica, procedente del sur de Londres, quien estaba tratando de abrirse camino en el circuito DJ, Danny Rampling había empezado a viajar en 1986-87, principalmente en Estados Unidos, y regresó a Londres sólo porque su amigo Nicky Holloway, DJ y promotor, lo invitó a Ibiza a participar en una serie de fiestas con otros dos DJs de la escena de soul subterráneo, Paul Oakenfold y Johnny Walker.
Todos ellos habían estado ahí anteriormente, bebiendo en el lado oeste de San Antonio, mirando a las chicas pasar, pero esta vez experimentaron algo especial: tenían amigos de la escena soul de Londres que instalaron un pequeño bar en San Antonio, llamado The Project, que en una sola temporada de verano se hizo muy popular entre los jóvenes trabajadores británicos en sus horas de descanso.
En esa temporada de 1987, cuando los cuatro llegaron se dieron cuenta de lo mucho que habían cambiado sus amigos en tan poco tiempo: se dejaron crecer un poco el cabello, se veían más relajados y usaban ropa holgada, estilo baggy; no estaban interesados en tenderse sobre la playa a beber cerveza y broncearse. Vivían para la noche, y no dejaban de hablar del club Amnesia, la música de Alfredo y también de esta nueva droga, el éxtasis.
“Fue una experiencia asombrosa”, recuerda Danny Rampling, “habrá un sentimiento en el aire de Europa en esa época, una ansiedad sobre la situación política, y todo esto significaba una liberación masiva para todos. Nunca había visto antes un club como Amnesia. Se producía una mezcla tan igualitaria de personas: chicos escoceses con sus faldas, los más feroces travestis de Barcelona, adolescentes de la escena club de Londres y extranjeros de varias partes de Europa. Pero esa noche ahí estaba la música de Alfredo, mezclando de todo, y escuchar todo eso en un glamoroso club a cielo abierto es algo que nunca en mi vida olvidaré”.

Al día siguiente, de regreso en el hotel, los cuatro DJs flotaron en la alberca y discutieron lo que habían experimentado, lo que escucharon, lo que vieron y lo que sintieron. “Sentí que había visitado el paraíso y regresado, lo discutimos todos y dije: ‘¡Esto tiene que suceder en Londres'”. La house music había estado entrando desde 1986, había significado algunos éxitos y sonaba especialmente fuerte en el Hacienda, de Manchester, clubes y centros sociales en Sheffield y Nottingham. El éxtasis penetraba en el país, droga considerada como una rara recompensa para la élite de los exploradores de la Nueva Era.
Cuando Paul Oakenfold, Danny Rampling, Nick Holloway y Johnny Walker regresaron a sus lugares, se instalaron en los primeros clubes para mezclar acid house con las actitudes de libertad musical y de mutuo respeto y cuidado que experimentaron en las islas Baleares, a las que pertenece Ibiza. Clubes como The Project, Future, Spectrum, The Trip y sobre todo el que inauguró Danny con su socia Jenni en noviembre de 1987: Shoom.

1988 – 1989
El Shoom original no tenía gran cosa que mostrar. En Fitness Centre, cerca de Tower Bridge en una parte gris del sureste de Londres, era una instalación pequeña, sudorosa, llena de espejos, atestada de hielo seco y luces estroboscópicas. Una fiesta clandestina, abierta toda la noche, y las únicas personas interesadas en un principio era la banda que regresaba de Ibiza determinada a continuar la magia que descubrió aquél verano.
Mientras tanto el país se hundía en la recesión, y aunque varios de nosotros se dieron cuenta hasta que lo encontró, el joven Londres estaba esperando para algo nuevo. Nada de esta gran diversión podría permanecer por mucho tiempo en secreto, y pronto la noche empezó a incluir caras nuevas de la escena club de West End.
Llegando en sus ropas de diseñadores y camisas abotonadas hasta el cuello, muchos de ellos se impactaron al ver el gran estruendo de la moda baggy, la peculiar mezcla de gente, la música y, sobre todo, por el salvaje abandono dentro del club. Todos ellos se fueron a la mañana siguiente como conversos evangelizados. No sería exagerado decir que el Shoom fue un club que cambió muchas vidas. La gente entraba como víctimas del estilo de los ochenta y salían con ojos salvajes, el cabello despeinado, algunas ropas faltantes, y canceladas las viejas actitudes elitistas.
Caminar en este pequeño cuarto lleno de humo era como caminar en un universo paralelo, un lugar mágico donde todo estaba permitido. La gente se sentaba muy cerca de las bocinas para estar más cerca de la música, se abrazaba y hablaba con extraños, regalándose obsequios unos a otros, bailando sin inhibiciones ni limitaciones; a veces levantaban sus brazos hacia el techo, convencidos de que podían sentir el amor y el gozo en el aire. “Cambió las cosas, por un momento”, sostiene Danny, “derrumbó barreras. Era muy espiritual. Algunos de esos momentos en el club fueron realmente increíbles. La calidad de esa música –discos como Let the music use you, de los Nightwriters podían, literalmente llevar a la gente a estados de trance, incluyéndome. Sin drogas, pero a través de esa música y la energía humana, todo esto empezaba a marchar, y el sentimiento en ese pequeño espacio llegó a ser muy intenso algunas noches”.

Danny estaba alerta para forjar vínculos con los norteamericanos de color que habían inventado el house y el garage en los clubes gay de Nueva York y Chicago. En los primero días del Shoom, la estrella acid de Chicago, Bam Bam, tocó ahí una noche, utilizando una mesa como soporte de escenario. Larry Heard y Robert Owen, de Fingers Inc., se instalaron una noche en un rincón del club, presentándose en vivo, invisibles en el denso humo saborizado con fresa. Marshall Jefferson, uno de los pioneros del acid house, y más tarde del sonido deep house, acudió al Shoom una noche y se sorprendió mucho al encontrar un lugar como ese en Inglaterra.

“Yo pensé que Danny Rampling era el DJ más grandioso que había escuchado en toda mi vida”, recuerda Jefferson, “estaba en el Shoom mezclando alguna cosa y me sorprendí porque él es blanco y jamás había escuchado a un DJ blanco tocar así”.
El primer verano del amor empezó en junio de 1988, más o menos por el tiempo en que las publicaciones i-D y Time Out empezaron a escribir sobre la escena en Londres, y Nicky Holloway inauguró su club, The Trip, con capacidad para 2 mil personas. Era un tiempo vertiginoso, la gente cambió rápido su indumentaria y dejó los colores oscuros, para adoptar la actitud de personas sonrientes.

“Londres estaba girando de nuevo, por primera vez desde los años sesenta”, rememora Danny. “Había fiestas todas las noches, siempre alguna celebración en casa de alguien, en todo Londres, con diferentes grupos sociales entremezclándose en diferentes áreas de la ciudad. Fue un fenómeno muy especial del underground“.
Mientras que la escena acid house empezaba a salir del subterráneo, el Shoom fue forzado a crecer. El Fitness Centre tenía cupo para sólo 200 personas, pero para sus últimos días habían hasta 2 mil individuos fuera, clamando por entrar. El club se mudó a locales más grandes: RAW, debajo del YMCA del centro de Londres, y más tarde en Busby. El espíritu original fue inevitablemente diluido, especialmente después de que los periódicos pusieron su mira en la mezcla de danza salvaje y químicos ilegales.
A pesar, o quizá debido a la mala publicidad, la escena continuó creciendo. Jóvenes promotores como Tony Colston-Hayter, tomó lo primero que vio en el Fitness Centre y luego en The Trip, y empezó a realizar fiestas a gran escala.
Para el verano de 1989 decenas de miles de personas viajaban hacia el campo y hangares en provincia, alrededor del M25, para acudir a raves ilegales que la policía muchas veces era impotente para impedir.
1990 – 1993
Estos actos de desafío contra la autoridad, sembró el campo de la escena electrónica que disfrutamos hoy en día, al forzar al gobierno a otorgar licencias que garantizaran fiestas de toda la noche en los clubes del centro de Londres, así como organizar festejos multitudinarios al aire libre en las afueras de la ciudad, tornándolas legales. Después de ser tocados en raves, discos como Ride on time, de Black Box, llegaron a la cumbre de las listas de popularidad, sin el apoyo de Radio One, ni de las grandes disqueras del momento.

Para muchos clubbers se abrió un nuevo mundo de oportunidades: gente haciendo discos o playeras, promocionando noches de club, estableciendo pequeñas tiendas o disqueras independientes, diseñando flyers y parafernalia de moda, e hicieron carreras a partir de la cultura que amaban, pero todo este crecimiento también tendría elementos contradictorios.
Muchos de los proyectos de música electrónica originales de la escena acid house evitaban deliberadamente participar en los raves. “Desafortunadamente, los negociantes, los hombres del dinero llegaron para explotar la escena”, comenta Danny Rampling. “El submundo mafioso se dio cuenta que ahí había beneficios, y fue cuando las cosas empezaron a ponerse… un poco oscuras. Tratamos de mantener al margen a esa gente, evitamos mezclarnos con ellos, porque no tenían nada que ver con nuestros orígenes”.
Alejándose de esta tendencia, el club Shoom se mantuvo pequeño y muy cercano a las raíces musicales. Después de escuchar una grabación de mezclas de Tony Humphries en el programa de radio Kiss, de Nueva York, Danny viajó a Nueva Jersey para cubrir al club Zanzibar para reunirse con él. Sorprendido de que los chicos blancos de Inglaterra estuvieran tocando la misma música que él, Humphries aceptó hacerles una visita.

La noche que tocó en el Shoom será recordada para siempre por quienes estuvieron presentes, impacto que llevó poco después a Humphries a ser el DJ residente en el prestigioso club Ministry of Sound.
“Recuerdo los residuos de piña dispersos sobre la pista de baile; las chicas frenéticas; Judge Jules, prácticamente sin habla; Kid Batchelor comentando algo acerca de que todo era demasiado bueno para ser real”, recuerda el periodista y clubber Louis Gray. “Lo mejor de todo, recuerdo a Tony prolongando “Once in a lifetime”, un clásico de Talking Heads de principios de los ochenta, que continuaba sin fin, reciclando el disco hasta diez minutos de perfección; la gente gritando enloquecida. El Shoom estaba haciendo lo que después sería muy natural, propiciando un encuentro con la música, y todo el lugar transpiraba libertad y excitación”.
Luego de muchas noches memorables, el Shoom finalmente cerró en mayo de 1990. Para entonces se mudó a The Park, en Kensington, y la última noche fue bastante triste, pero la gente supo que había llegado el momento de moverse. “Todo se empezó a volver un tanto sórdido”, comenta Danny, “la gente empezó a dejarse de cuidar. Tan sólo les importaba dejarse llevar, pero eso estaba lejos de nuestros propósitos. Diviértanse, sí, pero traten de mantener coherencia en sus vidas. Sabíamos que las cosas tenían que cambiar, y de este proceso nació Pure. La limpieza general había empezado”.

Pure abrió en el nuevo lugar de Nicky Holloway en septiembre de 1990, un lugar muy cool, íntimo, pintado de blanco, y que se llamó Milky bar, y Danny le añadió un toque de personalidad con elegantes tapices blancos, y colocando un cartel en la entrada con la política del lugar.
Para entonces el boom en Manchester estaba en su apogeo. Todo el mundo empezó a adoptar el baggy look, enaltecido por el acid house, y ahora utilizado por grupos musicales pop con influencias dance como The Stone Roses y Happy Mondays.
Para la comunidad clubber, que se consideraban a sí mismos más selectivos, llegó el momento de un corte de pelo y ropas más adecuadas. “No se trataba de una política del lugar en términos autoritarios, que impidiera la entrada a quienes no vistieran a la moda”, dice Danny, “era más justa, algo así como lanzar la consigna de ‘hagamos más inteligentes las cosas’. Todo el país se había vuelto baggy; todos se ajustaban a este look que se refería al no conformismo en un principio. Nosotros queríamos llegar más allá. Muchas personas sentían que esto se había convertido en un uniforme, perteneciente a una extensa tribu que no comprendía correctamente el espíritu de esta cultura”.
Después de un viaje a Ibiza ese verano, el club cambió de nombre a Pure Sexy en tributo a la vibra y ambiente del club Pacha. “Ese verano se respiró una auténtica vibra erótica en el club, y decidimos tomar algunos de sus elementos. Se percibía una inclinación sexual esa noche, en parte debido a la política de entrada, los dancers y toda la atmósfera del club. Fue una buena temporada para la música italiana y podían encontrarse discos fantásticos. Esta comunidad experimentaba realmente un sentimiento acerca de sí mismos, gracias a los sonidos funky y latin house. Acostumbraba a emprender viajes frecuentes a Italia para comprar música, y era excitante encontrar discos que a mi regreso nadie tendría”.
En el Pure Sexy, y su club sucesor Glam, la gente se vestía a la moda por el simple placer de hacerlo; el ambiente se prestaba para el flirteo, pero nunca fue pesado. Un grupo de drag queens llamado The Pleased Wimmin, llegaban cada semana a bailar y embriagarse, y uno de ellos, Jon Pleased Wimmin, eventualmente empezó a tocar sets de warm up para Danny, quien pronto se dio cuenta que propiciar fiestas de carácter mixto y tolerante, ayudaba a mantener alejada a la gente problemática.

1994
Como una consecuencia de la participación de pandillas y la distribución amafiada de drogas, la escena rave debió enfrentar crecientes problemas, aunque algunos clubes supieron mantener la política adecuada para constituirse en refugios seguros en contra de la perversión de este movimiento.
Para 1990 surgieron innumerables clubes en toda Inglaterra, con políticas de tolerancia sexual y actitudes hedonistas, llamándose a sí mismos “Balearic”, para distinguirse de la escena rave más joven y menos sofisticada. Estos lugares empezaron a cultivar relaciones entre sí, lo que indujo a que la gente emprendiera paseos nocturnos de antro en antro, con profesionales que se encargaban de conducir a las multitudes a los mejores sitios en varias ciudades británicas.

En la medida en que los clubes nocturnos se inauguraban en cada pueblo del Reino Unido, los DJs empezaron a ser programados como invitados especiales, abriendo una brecha hacia la diversidad y el conocimiento de la escena. Antes de que esto sucediera, la gente rara vez salía de los lugares cercanos a casa, pero súbitamente se precipitó un intenso tráfico los fines de semana, entre los espacios recién abiertos en distintas localidades de ese país, y este proceso llevó a Danny Rampling hasta la vanguardia de este movimiento, siendo uno de los primeros DJs en viajar constantemente fuera de Londres, aunque por ese entonces el club Glam cerró finalmente en noviembre de 1993, lo cual impulsó a Danny a llevar los nuevos sonidos al interior de Inglaterra.
A mediados de la década de los noventa, el club Space llegó a ser el predilecto para incursionar after-hours en Ibiza, un lugar en donde las fiestas se prolongaban hasta bien entrada la mañana e incluso podían extenderse hasta la tarde. Los asistentes a estas celebraciones preferían introducirse al chill out en la terraza o bailar bajo el intenso calor del sol, pero un verano Danny se encontró sumergido en el oscuro y más atractivo interior del Space, entre los sonidos duros e hipnóticos del trance alemán, con piezas exquisitas de Jam & Spoon y Dance 2 Trance, entre otros artistas.
Poco después Danny viajó a Tailandia, para tocar sets de progressive house y trance en un bar de playa, propiedad de algunos clubbers que conoció en Ibiza. Como muchos involucrados en el verano de 1988, Rampling encontró una inspiración fresca en las fiestas gratuitas con luna llena, celebradas en Koh Penyang y Goa, India, para después llevar de regreso a Inglaterra sus preciosos hallazgos.

“Me gusta pensar que desempeñé una función importante en la evolución de la escena británica del trance. Ya no recurro a este género actualmente, particularmente la música estrepitosa, pero se debe reconocer que el Euro-trance es una de las tendencias predominantes en los clubes de más prestigio, mientras que hace cuatro años era música de relleno”, recuerda Danny. Pero su influencia como DJ no se ha limitado al ambiente club, pues en Londres participó intensamente en los programas radiofónicos de fin de semana en la estación pirata londinense, Kiss FM, siendo uno de los primeros tornamesistas en promover la música house en el continente europeo, lo que siguió haciendo hasta el 5 de septiembre de 1990, cuando la estación logró su licencia legal.
Además debe recordarse su decisiva participación en otras iniciativas como Radio One, que es uno de los casos que muestran claramente cómo cambiaron las actitudes hacia la cultura electrónica a mediados de la década pasada. Considerando que esta emisora programaba sólo en calidad de prueba a algún DJ mezclando soul o dance, la inclusión de personajes como Danny Rampling significó una importante evolución. “Ni en mis sueños más salvajes podía imaginarme tocando en Radio One de la BBC, porque sencillamente no se tenía acceso, y el avance de las radioemisoras piratas a una comercial, era digno de tomarse en cuenta, pero lo más importante fue el creciente respeto hacia nosotros como DJs, dejándonos tocar libremente lo que sentíamos”.
Gracias a la revolución que inició con lugares como el Shoom, la música dance electrónica es parte integral de la programación de Radio One, y los estilos de vida relacionados con la cultura club, ahora se incorpora a las tendencias de las corrientes principales de la música contemporánea, pero la cultura nunca se mantiene estática; siempre habrá una nueva generación que promedie los 17 años, que arribe y la haga suya, siempre algo nuevo que emerja del subterráneo, y siempre un grupo de DJs que, como Danny Rampling, favorezcan la música que aman, en vez de programar la que les deja más dinero.
“Han habido algunas producciones maravillosas de house y garage en los últimos años de la década de los noventa”, afirma Danny, “esta música sigue inspirándome, porque cada fin de semana salen al mercado grandes cantidades de grabaciones con excelente calidad. También los buenos clubes siguen motivándome; siempre habrá noches memorables. Hago lo que quiero de mi vida, se me ha dado esa oportunidad y lo único que deseo es seguir dando mi máximo esfuerzo”. Para Rampling el futuro significa más tiempo en el estudio creando su música y, como DJ, seguir mezclando la música que adora.
Durante los setenta, la escena norteña del soul tenía un nombre para este tipo de pasiones, le llamaban “manteniendo la fe”, frase que se aplica perfectamente a la escena mundial de la música electrónica de hoy.
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