En esta nueva producción de Vate, el EP The end was here, en su propio sello, presenta 5 temas de robusta catadura electrónica. Una dureza propia de los tiempos que vivimos, de confinamiento y sujeción a insólitas restricciones, y el asalto de las tecnologías sobre los humanos.
Residente en Barceloa, España, Vate, mexicano de nacimiento, forma parte de la muy diversa comunidad internacional de artistas de música electrónica nacidos en México y que han labrado su propia personalidad artística y sonora.
Cuenta con más de una veintena de discos, realizados en su propio sello, aunque hay en su haber un buen número de producciones en otras casas disqueras y con artistas y colectivos de la talla de Fussible, Plot (Josep Gonzalez), Marasma Zibra, Galo Tobías, MATIC, 33Canales, Art-Mirall, Manuel Neztic, Binaria, Filtro, Nortec Collective, Zan Hoffman, Sergi Saldaña, Deus ex Machina y Minuit de Lacroix, y sus trabajos aparecen en compilaciones de Discos Konfort, Sango Music, Socsub o Breathe Compilations.
Aunque su identidad sonora en esta ya larga trayectoria discurre entre los territorios del ambient, electro, experimentación y mestizaje sonoro, como él mismo lo describe, experimenta con formas híbridas, por momentos cercanos a tendencias del momento o en otros, un discurso sonoro muy personal.
Si bien Vate (Andrés Ortiz Massó) inició en México en un momento junto con el uso de la electrónica en la música de los años 80, su propuesta musical discográfica despega durante el último lustro del siglo pasado, a la par del auge de internet, cando TODO, empezó a cambiar.
El carácter variado de los géneros que aborda en esta trayectoria de más de dos décadas obedece a la coincidencia en la órbita de sellos y colectivos con momentos de intensidad colectiva como el sonido Nortec, la oscuridad electro con Binaria, pero también en su experiencia independiente, como un outsider siempre inquieto sin titubeos en los márgenes de géneros, con nuevas propuestas, como este EP que amanece en el 2021 desprendiéndose como un desenlace creativo ante la mórbida experiencia de una embestida viral, ante una anhelada “nueva normalidad” que quizá nunca llegue, porque el final ya estaba aquí.
La experimentación ha permeado siempre su espíritu creativo, incluso en el tratamiento del arte gráfico de alto impacto icónico en sus proyectos discográficos, en la experiencia de códigos cambiantes, que se transforman ante nuestros sentidos, con momentos de sensaciones encontradas.
En este nuevo EP Vate nos presenta un sonido electro con atributos de dureza en la tónica y tratamiento, con “Neonormal”, un primer track, con enérgico ritmo de arranque, estructura minimalista, maquinal, con glitches que soportan avanzadas de sintetizador, que en el curso de sus 3:45 minutos se va construyendo en una pieza inquietante, futurista, que plasma el presente con aspereza rítmica de paisajes posthumanos, que plasma contundente el talante de todo el EP.
Del futuro que ya nos visita un par de piezas emparentadas por la temática, “Speech recognition”, en un marco genérico EBM, que crece del ritmo a una pieza robusta en sintetizadores, y samples de voz sintetizada que evoca a un Kraftwerk o Cabaret Voltaire, con un sonido de artificial pureza que marca una cadencia que invita a moverse en oscuras pistas de baile en luz neón. Le sigue “Facial recognition”, con un ritmo maquinal entrante atravesado por haces de sintetizadores con diversos tratamientos, entre glitches y capas que crecen e implosionan.
En el tema “Neocontainment” Vate presenta una interpretación de IDM oscuro que se arma en su propio curso, desde los primeros trazos y frases. Se articula progresivamente una rica composición de sonidos, que representa la situación de aislamiento al que se sometió durante casi un año la humanidad. Aunque con tratamientos de un sintetizador fluido y con notas brillantes, evoca una danza mental que entre glitches y limpios ataques de sintetizador.
Para cerrar, el tema que lleva el título del EP, “The end was here”, construye su potente y poliédrico armado de ritmos a partir de unos crocantes glitches hacia una propuesta definitivamente bailable, con un entramado rítmico y tónica en un perfecto híbrido IDM-EBM que cabalga eficaz en sus poco más de 4 minutos, cierra esta aventura con una tónica más optimista.
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