La historia de Kraftwerk / Guía total / 2. Autobahn, el principio del método

Al entrar al laboratorio Kling-Klang en el verano de 1973 los integrantes de Kraftwerk sabían muy bien lo que querían: hacer algo totalmente diferente en la música contemporánea. El producto de esa suerte de experimentación sonora después de cambiar los viejos trastos con equipos de última generación, daría al álbum Autobahn, publicado en 1975, un lugar definitorio en la historia de la música electrónica, con una fórmula tecnopop de influencia seminal en géneros y expresiones de las siguientes décadas, hasta la actualidad, como expusimos ampliamente en la primera parte de este dossier.

Autobahn sería apenas el inicio de una misión conceptual, un apostolado musical, estético, que tenía como uno de sus fundamentos llevar el arte a la vida diaria, incluso hacer de la vida cotidiana un acto estético, y a eso se dedicaron celosamente los cuatro de Düsseldorf, al abrazar con heroica determinación el papel de outsiders.

También en este momento se producen las transiciones necesarias y acomodos en la agrupación un tanto cambiante, de la que ya sabemos que no querían saber más, y consolidar un proyecto como si de una investigación científica o proceso industrial se tratara, sin concesiones, sin distracciones.

Finalmente el cerebro central dual de Kraftwerk, Florian Schneider y Ralf Hütter, se vio complementado por Wolfgang Flür, y el más joven del cuarteto, Karl Bartos, quien indudablemente inyectó una frescura y sensibilidad pop en el proyecto.

kraftwerk

Esto fue llevado al público como una suerte de revelación, cuando en noviembre de 1974 en el lanzamiento de Autobahn en Gran Bretaña no tuvo la misma recepción de asombro entusiasta que en Estados Unidos. Un influyente editor de Melody Maker tronó: “for God’s sake, keep the robots out of music”. Pero cuando se editó la versión de 3 minutos 5 segundos para la radio el sencillo de “Autobahn” escaló las listas de popularidad de inmediato.

Para coronar ese debut internacional el 20 de septiembre de ese año, fueron invitados en Gran Bretaña al show de Tomorrow’s World, suceso que se compara con la aparición de los Beatles en el programa de Ed Sullivan, y se considera el momento cero del technopop. El cuarteto alemán se plantó cual maniquíes mecanizados en sus respectivas estaciones de trabajo y dejaron fluir lo que sabían hacer. Un encantador pero oscuramente frío naturalismo electro pop de sus canciones, las melodías con flujos hipnóticos de sonidos en una armoniosa metáfora tecnológica de la sociedad. Los cuatro de Düsserdolf la habían armado. Paul Moody escribe en 1974 “los buenos viejos días se habían terminado. El futuro llegó”.

Androides que llegaron del futuro

Orgullosos de considerarse outsiders, jamás les gustó ser identificados con sus coterráneos de la comunidad psicodélica, avant-garde y menos del llamado krautrock, que tenía como denominación de origen una abigarrada comunidad de grupos regada por toda la geografía alemana.

Kraftwerk era un acto deliberado, producto de reflexiones y planteamientos únicos en su tipo y época. Cada detalle en la concepción y producción sonora musical tenía un concepto raíz, lo mismo que la decisión de vestirse y peinarse con sacos, corbatas y cortes de cabello más semejantes a empleados bancarios que a locuaces rockeros.

Detestaban que se les comparara o asociara o invitara a colaboraciones externas. Son célebres los desdenes a gente como David Bowie, deslumbrado por el concepto Kraftwerk, no dudó en considerarlos como innovadores absolutos de la música pop, y los invitó a abrir un concierto de él con Iggy Pop, pero Schneider los bateó enseguida.

Cero desplantes escénicos, todo lo contrario, una actitud inquietantemente estática: dejar que las máquinas toquen y canten era verdaderamente disruptivo en aquellos años. Muchos no entendían las ironías kraftwerkianas detrás del concepto “Showroom dummies”, que llevado al escenario, desconcertaba a no pocos, incluidos algunos críticos.

Al ver a cuatro personajes casi sin moverse en un concierto, bajo cuatro en tubos de neón con sus nombres de pila, Ralf, Florian, Karl y Wolfgang, como un escaparate-escenario, y un despliegue de mensajes directos en pantallas, concepto que se llevó al extremo en una presentación en París un par de años después.

Con todo, estos desconocidos y atípicos jóvenes músicos de Dusseldorf escalaban los primeros lugares de las listas pop con una música extraña pero cautivadora, con pequeñas pegajosas melodías. Todo creado totalmente con máquinas, desterrados para siempre los instrumentos musicales, con un desempeño protagónico de sintetizadores moog además de interfaces construidas en el Kling-Klang para generar impulsos, como la “batería” electrónica, efectos, pistas sonoras, vocalizaciones robotizadas además de un concepto visual y escénico diseñado hasta el último detalle, apegado por completo a sus ideas.

En una inusual y rara entrevista con Karl Dallas, de Melody Maker, a bordo de una limusina Mercedes Benz a diesel, con Florian, Karl, Wolfgang y Ralf, éste platica animadamente cómo incluso la voz tendría que ser emitida por una serie de mecanismos, y crearon un sintetizador vocal, pero al presentarlo por primera vez en vivo no funcionó.

Autobahn el álbum, fue la revelación del sonido y filosofía con que este grupo se consagraría en la historia de la música, como pioneros de la experimentación electrónica llevada hasta las puertas de la cultura pop. Con ese impulso Kraftwerk tomaría un rumbo decisivamente contracultural con tres álbumes clave que serían un manifiesto, literalmente un punto y aparte en la cultura musical contemporánea.

El tema “Autobahn” composición de Schneider y Hütter, con la letra coescrita por su amigo y asesor de arte, Emil Schult, con la característica voz de Ralf, que se volvería sello de la casa, con un coro de sorprendentemente simple y a la vez brillante: “Wir fahr’n, fahr’n, fahr’n auf der Autobahn” (que en castellano se escucha algo tonto: “conducir, conducir, conducir, por la autopista”), que no es otra cosa que el disfrute de un plácido viaje en automóvil en carretera.

¿En un vehículo alemán en una carretera alemana? sin duda. De hecho Karl Bartos dice en entrevista con David Buckley en 2009, que no es coincidencia la semejanza con una canción de los Beach Boys, “Barbara Ann”, de 1966, casi diez años antes, porque, después de todo, se trata también de un viaje en automóvil en California.

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Aún agrega que si dentro de cien años alguien quisiera saber cómo es California de los años 60 solo tendrían que escuchar alguna canción de los Beach Boys. Pero en el caso de “Autobahn” el concepto va más allá de un simple viaje en carretera, que lo es, sino también una fuerte imagen poética derivada de la reflexión sobre la Alemania de la posguerra, algo que interesaba sobremanera a Florian y a Ralf. Hacer una melodía para la carretera alemana de los años 70 era también un manifiesto de modernidad, de Alemania y una autopista, una máquina, sin límites de velocidad, en un viaje al futuro, sin volver a un pasado traumático, cancelándolo con una utopía tecnológica simple, pop, divertida, pero sin concesiones.

Detengámonos un poco en este suceso de Kraftwerk en su primera gira por Estados Unidos. Todo el jaleo empezó en mayo de 1975, cuando el éxito de “Autobahn” en la radio de ese país se convirtió en un suceso, cuando las ondas hertzianas estaban dominadas por los álbumes doble platino de Led Zeppelin, Elton John, Chicago, the Eagles y Jefferson Starship, y en Inglaterra todo era Bowie y Roxy Music. Por eso sorprende, como escribe David Buckley en el magnífico libro biográfico Kraftwerk.

Mágicamente el sencillo “Autobahn” llegó al lugar número 11 en el Reino Unido, y en el noveno lugar en Alemania, se coló en el US Top 30, mientras que el álbum se colocó en ¡el quinto lugar en el Billboard!

En este punto, el legendario Conny Plank reveló que no estaba enterado de que en Estados Unidos “Autobahn” se había editado como sencillo, y recuerda que fue una decisión del jefe de Phonogram en Chicago, quien redujo el tema de más de 20 minutos a solo 3, con la sola intención de promocionar al grupo en Estados Unidos, y fue una decisión espectacular, y todos quedaron complacidos. Pero eso fue solo el principio.

No todo fue exactamente perfecto como siempre aspiran los cuatro alemanes listos para embarcarse a una aventura americana, que empezó con un machucón de pulgar para Wolfgang con la puerta del automóvil y ¡aún no salían de Düsseldorf!, según cuenta Buckley en su extraordinario libro, en una agitada gira que los llevó de Nueva York a Florida, donde de nuevo Wolfgang se descompuso del estómago debido al calor, y se trasladaron a California para regresar a Nueva York y a su patria para encerrarse en el Kling-Klang, es decir, un recorrido por la infraestructura carretera y mediática, sorprendidos con ambas, donde además fueron recibidos como un suceso, aclamados.

Como sucedió en un show al que fueron invitados, Midnight Special in LA donde el público en vivo enloqueció, pero lo más anecdótico es que según recuerda Bartos, antes de ellos estaban programados los Jackson 5. Kraftwerk tocó una versión de “Autobahn” de 8 minutos en el programa de más alto rating de la NBC en la prime time TV de EE.UU. Buckley no puede dejar de comparar a esos cuatro alemanes con apariencia de abogados junto al grupo más colorido y funky del momento.

Ralf recuerda que sucedió algo “mágico” cuando los cuatro iban en el automóvil camino al aeropuerto para abordar el avión al término de la gira, cuando escucharon en la radio la versión corta de “Autobahn”, cerrándose lindamente una perfecta incursión en tierras americanas, acotaríamos para redondear la postal musical.

Pero esta cultura de la modernidad en autopistas y automóviles, placeres en el transportes solo es posible en autopistas como las alemanas o las de Estados Unidos, y por ello el viaje en carretera en su primera visita a ese país fue una experiencia que indujo a los chicos de Düsseldorf nuevas ideas y conceptos para su siguiente álbum.

Kraftwerk refrendó su genio creativo en 1975 con Radio-Activity un álbum conceptual que explora con un enigmático juego con el tema de la comunicación por radio y la energía nuclear, que ha dado lugar a debates y especulaciones sobre el significado de estas analogías, que años después e grupo decidió clarificar, pero todo esto es parte del siguiente capítulo de esta historia.

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